sábado, 28 de octubre de 2017

UNA EXCELENTE BASHKIROVA JUNTO A UNA BUENA FILARMONICA
Teatro Colón, temporada 2017. Decimotercer concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Elena Bashkirova (Piano). Programa: Bela Bartok: Concierto para Piano y Orquesta Nº3 en Mi mayor. Richard Strauss: “Una Vida de Héroe”, Op. 40 (Poema Sinfónico). Teatro Colón, 26 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

  No alcanzaron a cumplirse 24 horas del espectacular concierto que la Orchestre National du Capitole de Toulouse brindó en la Sala del Colón para el Mozarteum Argentino, cuando sobrevino (Como estaba previsto en la programación oficial del Teatro) este concierto de abono de la Filarmónica con Diemecke en el podio y el aditamento de la presencia de Elena Bashkirova como solista. La sorpresa ya no solo fue la presencia de Bela Bartok en los atriles, sino que además se cambió el Concierto para Piano y Orquesta ya que se interpretó el Nº 3 (acaso la obra de despedida del gran creador Húngaro) en lugar del Nº 2, por lo que en cierto modo aumentó mi interés, dado que a un autor lamentablemente poco frecuentado en concierto, el programarlo con una obra de muy poca difusión en Ntro. Medio y a través de una solista de trayectoria internacional, no cabe duda de que era una invitación a concurrir y hacia ahí me dirigí.

  Luego de lo escuchado hice un balance de las dos jornadas consecutivas. Mi impresión es que escuchar a la Filarmónica 24 horas posteriores al mejor concierto sinfónico en lo que va del año (y  tal vez del año completo) me dejó el saldo de que Esta Orquesta sigue siendo hoy la mejor agrupación sinfónica del país, aunque debe haber un mayor trabajo en cuanto a preparación y ajuste de sus sectores que la coloquen en el sitial de ser una de las mejores agrupaciones de Iberoamérica, algo para lo que está plenamente capacitada. Si el Colón ya estuvo contactando y trayendo a profesionales de primer nivel internacional para las evaluaciones de interpretes vocales con el objeto de cubrir los roles co-primarios para el resto de y la próxima temporada, debe traer profesionales de igual calibre para preparar y ajustar a todas las familias de instrumentos de las Orquestas de la casa, con preponderancia en la Filarmónica que es la que mayor carga de trabajo tiene en el año y la que debe reiniciar las giras internacionales de Conciertos (como se hizo hasta 1998 con presentaciones en el Barbican Hall de Londres, la Concertgebow de Amsterdam, la Champs Elysees de París y la Muskverein de Viena), llevando la presencia de Buenos Aires y la Argentina por el mundo. Es pequeño pero muy importante ese salto y ya debe hacerse.

  Es muy importante la presencia de una solista de la talla de Elena Bashkirova en un ciclo como el de abono de la Orquesta. Implica compromiso con la excelencia por parte de Colón e interés de parte de la interprete invitada. Vino a sumar y sumo muchísimo. Su interpretación del Concierto para Piano y Orquesta Nº 3 de Bartok fue magistral. Obra que marcó la despedida, ya que no alcanzó a culminarla (su amigo Tibor Serly se encaró de hacerlo) . La Leucemia le ganó la partida muy poco antes de la culminación del trabajo en New York, pleno exilio (escapando del horror del III Reich  y casi de la invasión comunista) para que originalmente  Ditta Pasztory (su segunda esposa) lo estrene (Finalmente no lo fue). Obra densa, con muchas reminiscencias del folcklore Húngaro presentes en los movimientos de punta, pero con un centro espectacularmente cargado con momentos de una profundísima introspección (y me atrevo a decir también de una desgarradora confesión musical), que necesita de un interprete de muchísimo fuste para poder ser contemplado en profundidad. Y Elena Bashkirova fue esa interprete. Si tal vez el primer movimiento tuvo un “tempi” algo lento en su desarrollo, a partir del segundo ingresó en un  terreno en el cual, la garra, la fuerza, la técnica y la entrega estuvieron siempre presentes en la versión. Bashkirova construyó una versión admirable en todo sentido, para un repertorio que Ella cultiva y lo siente. Y esto se notó mucho, ya que considero que nos ha entregado su mejor trabajo entre Ntros. La Orquesta acompañó con mucha justeza y con Diemecke atento a cada detalle, tratando que la interprete estuviese siempre a gusto.

  Para la segunda parte, el Director nos entregó nuevamente (no recuerdo bien si es segunda o tercera oportunidad) su visión de “Una Vida de Héroe”, el imponente  poema sinfónico de Richard Strauss. “La Heróica de Beethoven es tan poco frecuentada por nuestros Directores, que he decidido componer una obra en su homenaje”, con semejantes expresiones Strauss se refería de ese modo al comienzo de su composición. Para los neófitos, les digo que es una página de neto corte programático, en la cual el héroe (centro de la historia) es el mismo Strauss  (mas allá que en una de las últimas partes de la obra aparezca una cita breve en compases del último movimiento de la “Heroica Beethoveniana”). Podemos decir entonces que hay una apertura con la presentación del Héroe, las intervenciones de los críticos (¿será fundamentalmente por el temible Edward Hanslick, del “partido Brahmsiano” de Viena?), la relación del héroe con esos críticos, la presentación de la compañera del héroe (para la que está reservada una descripción musical reservada a los Concertinos  de las Orquestas), la guerra contra los críticos, el triunfo, el reposo y la gloria. La versión fue muy ajustada, tuvo buen empaste y buena respuesta de todos los sectores de la Orquesta. En cuanto al momento de “la Compañera del Héroe”, no sabemos si por indicación del Director o por decisión del propio interprete, se percibió que el sonido estaba en un pie de igualdad con el conjunto sin resaltar en un modo mayor el pasaje ( y puede ser un enfoque absolutamente válido). A mi me hubiese gustado el pasaje mas resaltado, como sí ocurrió en el solo final previo al estallido de la Gloria.

  Al salir por tercera vez al escenario, en respuesta a los sostenidos aplausos de la concurrencia, Diemecke lo hizo micrófono y estuche en mano. Mencionó lo que significa para los Artístas, Personal Técnico y de las otras secciones que lo integran el trabajar en la casa, y también lo que significa para los que no pudieron llegar. Resaltó también el hecho que representa para un artista el poder dar treinta años de su vida al servicio del Colón y que entonces la placa que llevaba en el estuche era justamente para Pablo Saraví, quien con el solo de “Vida de Héroe” celebraba sus treinta años en los puestos de vanguardia de vioiines de la Filarmónica. Y de ese modo, con el afecto de sus propios compañeros y el público todo para con Pablo. La noche tuvo el broche de oro ideal.



Donato Decina

jueves, 26 de octubre de 2017

EL FRUTO DE UN EXCELENTE TRABAJO

Mozarteum Argentino Temporada 2017: Actuación de la Orchestre Nationel du Capitole de Toulouse, Director: Tugan Sokiev. Solistas: Bertrand Chamayou (Piano), Lucienne  Renaudin Vary (Trompeta). Programa: Obras de Shostakovich, Debussy y Stravinsky. Teatro Colón: 25 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+)

  Cuando hace cinco años la Orchestre National du Capitole de Toulouse regresó al país de la mano de Tugan Sokiev (y también con Bertrand Chamayou como solista), tuve una impresión mas que inmejorable, principalmente porque en aquella oportunidad mi lógica ansiedad radicaba en como este joven Director trabajaría de modo tal de no hacer recordar al legendario Michel Plasson, su histórico conductor quién desde su podio y por treinta y cinco temporadas marcó el pulso musical del Organismo. La mas electrizante versión en vivo que este cronista recuerde de la “Sinfonía Fantástica” de Héctor Berlioz confirmó que estábamos ante la presencia  de un interesantísimo conductor y a un organismo musical en franca superación.  Hoy, su actualidad marca que el fruto del trabajo de Sokiev al frente de la agrupación Gala ha logrado ubicar a la “Capitole”, sin dudar, en una de las tres mejores Orquestas Francesas de la actualidad. Y no sería nada raro que en poco tiempo mas expresemos que le esté discutiendo palmo a palmo el primer lugar a la mismísima Orquesta de París y que vaya camino a insertarse en el “Top” de las Orquestas del viejo continente.  Ya desde el comienzo con una imponente versión de la Obertura Festiva en La mayor del Op. 96 de Dimitri Shostakovich, plena de colorido, brillo,  musicalidad y detalles (y en la que por momentos Sokiev mismo toma la batuta con sus manos por los dos extremos y con mínimos gestos deja que los músicos hagan fluír la música) nos dimos cuenta del franco crecimiento que logró el Director Ruso con la Orquesta de Toulouse. Mas ajustada, mayor musicalidad, secciones todas de una calidad poco frecuente y un sonido de bellísimo esmalte, bien Europeo. Y luego de eso nos entregamos al pleno disfrute de la velada, comenzando por el retorno al escenario del Colón de Bertrand Chamayou, acaso hoy por hoy uno de los mas notables músicos Franceses. Y junto a El, una jovencísima Trompetista (18 años) Lucienne Renaudin Vary. Inmediatamente sobrevino el recuerdo  de la versión que para el Festival Barenboim hicieran Martha Argerich , junto al Gran Pianista y Director con la West Eastern Divan Orchestra. Y en la comparación entonces fue que hasta para alguien de la experiencia de Barenboim, el “torbellino” Argerich terminó imponiendo entonces su valedero y personalismo criterio, pero ocurre que ese criterio no siempre se ajusta para la interpretación de la obra. Recuerdo claramente como el trompetista de la Orquesta del Diván quedó “pagando” con el pulso de Argerich, evidentemente distinto de lo trabajado en el ensayo. Y en esta oportunidad ocurrió que lo escuchado fue Shostakovich en estado puro, con Sokiev marcando la pauta y obteniendo de las cuerdas de la “Capitole” una belleza de sonido y una tersura estupendos. Bertrand Chamayou es alguien bien conocido por Nosotros ya sea como solista o en música de cámara (junto a Sol Gabetta) y es acaso unos de los mejores instrumentistas Franceses de la actualidad. Aquí entrego un trabajo en el que el lirismo estuvo siempre presente, su técnica es impecable, su trabajo en los momentos de franca introspección que la obra posee (como en el segundo movimiento) fue increíble y es poseedor de un  sonido de plena pureza. Su conexión con Sokiev, las cuerdas y Renaudin Vary fue total. Y que decir de Renaudin Vary. Que está en plena salida de la adolescencia (18 años) y que con una magnífica irreverencia se planta sobre el escenario descalza (como muchos grandes artistas) y le extrae a su instrumento desde las sutilezas mas increíbles hasta los ataques mas enérgicos con plena seguridad. Y así entre todos construyeron una versión sencillamente formidable. Los solistas entregaron luego una versión de “Adios Granada” de Shostakovich, en donde Renaudin Vary tuvo mayor preponderancia, ratificando ambos las cualidades que les he mencionado.

  La segunda parte trajo al escenario dos obras de verdadero “Paladar Negro”. “El Mar” de Claude Debussy y la Suite de la versión de 1919 de “El Pájaro de Fuego” de Igor Stravinsky. La primera fue expuesta en estilo, con un magnífico ajuste de la percusión (que no se desbordó en ningún movimiento) y vientos de una riqueza tímbrica formidables. Para mi gusto podría haber tenido un poquito mas de dinámica en los “tempi”, pero acepto el criterio de Sokiev y el final de la versión tuvo un arrollador paso.

  Y el “Pájaro de Fuego” fue objeto de la mejor versión que Yo recuerde desde la de Lorin Maazel y la Filamónica de Viena el día de la Primavera de 1985, también para el Mozarteum, aunque sin superarla (Y al escucharla en los audios hasta podemos decir que la de Maazel ya es versión “de culto”). Ajuste, empaste, detalles, riqueza tímbrica y todo lo que a Ud. Se le pueda ocurrir haciendo justicia  a una programación extraordinaria, a la que la insistencia del público (aquí ya en estado total de euforia), le agregó dos “joyitas” mas: una imponente versión de “Le Jardin Feerique” de “Ma Mere l’Oye” de Ravel (si hubiera una próxima vez que sea con Ravel, por favor) y, como no odía ser de otro modo tratándose de una agrupación Francesa , una magnífica versión de la Obertura de “Carmen” de Bizet. Fiesta Completa.

Donato Decina
SOLO RAMALAZOS


Orquesta Sinfónica Nacional: Director: Jordi Mora, Solistas: Laura Penchi (Soprano), Alejandro Meerapfel (Barítono), Víctor Torres (Barítono), Ricardo González Dorrego (Tenor), Carlos Esquivel (Bajo), Mario de Salvo (Bajo), Fabiola Masino (Soprano), Maico Chia I Hisiao (Tenor), Laura Domínguez (Soprano), María Luisa Merino Ronda (Mezzosoprano), Liliana Taboada (Contralto). Coro Polifónico Nacional, Director: Ariel Alonso. Coro Nacional de Niños, Directora: María Isabel Sanz. Programa: Robert Schumann: “Escenas Para El Fausto de Goethe”. CCK-Sala Sinfónica, 20 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: BUENO.

  Sin ningún lugar a dudas abordar una obra que para Schumann fue tan ambiciosa, que tanto le costó componer entre 1844 y 1853 (en medio de depresiones, sinsabores y crisis nerviosas) y a la que en el mundo muy pocos Directores se le atreven, es una invitación a la concurrencia, a entregarse a la escucha y por supuesto la lógica pretensión de disfrutar de la misma. Una muy interesante cantidad de espectadores se dio cita en el CCK (algo menos en cantidad de los que la Filarmónica de Buenos Aires congregó en el mismo lugar 24 hs. antes) dispuestos a afrontar la obra que Jordi Mora, el Docente, Preparador y Director de Orquesta Español (y animador permanente del Camping Musical “Santa María de la Armonía”, en Cobo, cercano a Mar del Plata durante Ntros. Veranos), decidió presentar junto a la Sinfónica Nacional, el Coro Polifónico Nacional y el Coro Nacional de Niños, mas un calificado número de voces solistas que lleva la obra, seleccionados entre interpretes consagrados, valores del Teatro Colón y voces del propio Polifónico.

  Previo al comienzo del Concierto, los integrantes de la Sinfónica ingresaron al escenario en ropa de calle y con cintas argentinas anudadas en sus instrumentos. Faltaban muchos atriles por cubrir. La Violonchelista María Eugenia Castro Tarchini, micrófono en mano, informó al público que quienes estaban en ese momento en el escenario eran los instrumentistas titulares. Que faltan resolver problemas muy importantes en la discusión paritaria salarial, sumado a un atraso notorio en el pago de cachets a los Directores invitados y a los instrumentistas de la propia Orquesta que actuaron en calidad de solistas. Que falta un convenio escrito por el cual el Sistema Nacional de Medios le garantice al Ministerio de Cultura que la Sála Sinfónica del CCK y dependencias aledañas sean sede permanente de la Orquesta y, lo fundamental, que fuera de escenario estaban los músicos contratados que cubren vacantes, que llevan mucho tiempo sin cobrar sus facturas por las prestaciones ya brindadas  y que aun así brindarían lo mejor para posibilitar la excelencia de la versión a escuchar. Durante la previsible catarata de aplausos que sobrevino a estas palabras, ingresaron entonces los contratados y, luego sí, todos a sus atriles a iniciar el concierto.

  Un déficit que se ha ido incrementando en los últimos tiempos en el CCK es el de la insuficiente cantidad de programas impresos. Quien llegue sobre la hora verá que casi siempre el personal de sala ya se encuentra con las manos vacías y no aparecen mas cajas con programas. Si tenemos en cuenta que la sala se hallaba cubierta en un 60 %, es una carencia demasiado notoria. También a ello hay que sumar que desde hace un tiempo en esos programas no hay comentarios de las obras. ¿Deudas con los musicólogos?. Tampoco como en otros tiempos escriben los integrantes de la Asociación Argentina de Musicología. Ojalá se supere este tema y que no solo el programa se limite a mencionar autoridades, la nómina de integrantes de los Cuerpos Estables que se presentan en cada concierto, y los nombres y semblanzas de Directores Invitados y Solistas, sino que se incluyan los comentarios de las obras a escucharse. Ese déficit fue en parte paliado por un comentario preparado, leído por micrófono por el cantante Guillermo Gutkin (integrante del Coro Polifónico Nacional),. De manera sencilla y directa se puso al público en sintonía con lo que se iba a escuchar. 

  La versión se interpretó en dos partes, la primera con la Obertura y las seis Escenas que componen la primera parte de “Fausto”, con el encantamiento de Fausto y Margarita. La Consumación del Amor entre ambos. La muerte que Margarita le ha dado a su bebé surgido de su relación con Fausto (concebido en pecado). La Muerte de la propia Margarita y las apariciones fantasmagóricas de Mefistófeles , y, por último, la amarga soledad del protagonista y la entrega de su alma al Diablo. La Segunda parte arranca con el ascenso de Margarita a los cielos, los comentarios de otros personajes secundarios como el Pater Esctacticus, el Pater Profundus, Una Penitente, la Mujer Samaritana, la Madre Gloriosa, los Coros de Angeles, por citar a parte de los personajes de esa parte de la trama y el rol fundamental que le cabe al Doctor Marianus en la síntesis del final de esa segunda parte.

 Para abordar ambas partes, el Director dispuso la ubicación  de los interpretes en diferentes sectores del escenario. No todo resultó eficaz. En la primera parte los tres protagonistas centrales (Fausto, Margarita y Mefistófeles) se ubicaron por delante de la orquesta. Y en la segunda, tanto el Tenor como el Barítono  principal lo hicieron también en el mismo lugar. En la mayoría de las ocasiones los interpretes debieron esforzarse al máximo ya que la orquesta virtualmente se “tragaba” a las voces y si tenemos en cuenta que algunos de ellos tenían asignados también los pasajes de roles secundarios,  el ir y venir por el escenario resultó ampliamente molesto. En cambio el resto de interpretes de roles co-primarios al estar ubicados por detrás de la orquesta proyectaron sus voces de mejor forma, por lo que se los escuchó a pleno. Es evidente que todos deberían haberse ubicado por detrás. Otro acierto lo constituyó la ubicación en un plano mas elevado del Coro Nacional de Niños, aprovechando la posibilidad de los elevadores por sectores con los que cuenta el escenario de la Sala Sinfónica del CCK. La emisión se escuchó óptima. Y aunque parezca una mención algo “frívola”, ¿era necesario que las voces femeninas (que mayoritariamente tienen intervenciones menores), hicieran cambio de vestuario en el intervalo?. Dio la impresión que importó mas la pasarela que el canto.

  Y entonces yendo definitivamente al plano musical, digamos que las intervenciones de los dos coros fueron sencillamente estupendas. En el caso del Polifónico Nacional, se justifica con creces la contratación de Ariel Alonso como titular. La agrupación está volviendo por sus fueros. El ajuste, el empaste en la concertación. El hecho de que el propio Director estuviera como un integrante mas y cantando a la par (acompañando a los suyos) y marcando las ubicaciones finales en cuanto a los dos sectores de ángeles que tiene la obra (los jóvenes y los mas perfectos) en el sector de Coro ubicado un nivel mas arriba por sobre el escenario. Todo estuvo allí magníficamente ajustado. Y en cuanto al Coro Nacional de Niños, María Isabel Sanz, su titular, es una magnífica continuadora de la encomiable labor que Vilma Gorini, acompañada por su esposo René Teseo  llevaran a cabo desde la creación misma del conjunto. Tiene excelente ajuste, magnífico empaste y sus miembros tienen un conocimiento musical de excelencia. Un fragmento de la parte final lleva la actuación de un cuarteto de niños solistas y los elegidos (a los que dicho sa de paso ninguna información los mencionó) hicieron su parte con absoluta solvencia.


  Ahora vayamos a los solistas. Separo claramente en protagónicos y secundarios. De los primeros, sin dudas Victor Torres con su reconocido oficio dio lustre a su intervención en la segunda parte. Técnica impecable, dicción, belleza tímbrica. Ricardo González Dorrego sobresalió magníficamente, sobrepasando claramente con su voz al volumen de la Orquesta. Sigue siendo el interprete ideal para este tipo de repertorio. Alejándro Meerapfel asumió el rol protagónico del Doctor Fausto. Lo hizo con entrega absoluta, buen timbre y debió llegar a zonas muy agudas de su voz para sobrepasar a la orquesta. Entregó todo. Carlos Esquivel como Mefistófeles nos recordó a todos que es un interprete de fuste al que sería bueno verlo mas seguido en opera y conciertos. Voz cavernosa y profunda cumplió con creces, de la misma manera que como Pater Profundus en la segunda parte. Laura Penchi trazo con corrección a Margarita, aunque se la vio mas cómoda en la segunda parte, ya como la Penitente. Debería replantear si se conviene seguir intentando abordar roles de tinte mas dramático, cuando su registro parece seguir siendo lírico donde se la ve con mayores soltura y comodidad.
  En los roles secundarios, Fabiola Masino entregó su calidad acostumbrada. Mario de Salvo con muchísima corrección en sus participaciones. María Luisa Merino Ronda con máxima solvencia y tanto  Maico Chia I Hisiao como Liliana Taboada lo hicieron con justeza.

  Para el final la concertación, Jordi Mora viene desde hace años al País para efectuar seminarios de interpretación y las  ya mencionadas academias de verano de Santa María de la Armonia en las especialidades de Música Litúrgica y Oratorio. Ha dirigido tanto en Europa como en América y les es muy reconocida su capacidad como Maestro Preparador. Y de ahí ya partimos en que estuvo acertado en la ubicación de algunos solistas y el Coro de Niños. En cambio la interpretación o concertación es una materia aún pendiente, mas  siendo ya un veterano en  estas lides. Ya lo percibimos años atrás con una Misa de Bruckner junto a la Sinfónica y el Polifónico en el Auditorio de Belgrano. Exhibe siempre ajuste. A veces logra momentos de tensión y brillo y aquí se los percibió, pero da siempre la impresión que nunca termina de mimetizarse con los compositores que aborda. Cuando lo hizo con Bruckner siempre se mantuvo en un enfoque litúrgico  sin enfocarse  en el estilo del compositor. Y aquí con Schumann, ocurrió otro tanto. Su visión fue mas la de Oratorio y hubo muy poco de Schumann. No se entiende la carencia de apasionamiento, de lirismo y hasta de garra en muchos pasajes. Otro tanto ocurrió con los “tempi”, como en el final en que fueron extremadamente aletargados, por lo que esos pasajes adquirieron una lentitud insoportable. La primera parte le insumió una hora con veinte minutos. Casi la mitad de la concurrencia se retiró. La segunda rondó la hora y diez, con lo que sumados el intervalo de alrededor de quince minutos y la protesta y los comentarios iniciales de comienzo llevaron la duración total a casi tres horas de duración de las que estimo que con los “tempi” que Mora adoptó, estiraron la interpretación alrededor de unos diez a quince minutos. Por eso es que digo en el título de esta crónica es que la interpretación tuvo solo “ramalazos” de Schumann. Tal vez con un concertador de mayor peso, si es que se presenta otra oportunidad, pueda disfrutarse de esta obra a pleno.


Donato Decina
LAS DOS OBRAS CENTRALES JUSTIFICARON EL CONCIERTO

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Michelle Wong (Corno Inglés). Programa: Obras de Sousa, Persichetti, Copland y Gershwin. CCK-Sala Sinfónica, 19 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 Una nueva presentación de la Filarmónica en la Sala Sinfónica del CCK, cargada de lógicas expectativas, las que se comprobaron con una concurrencia de casi un 70 % de la capacidad de la misma. A pesar de ello, la programación ofrecida(a mi juicio) no estuvo a la altura de esas expectativas. Pensemos: Los Conciertos del CCK mantienen su gratuidad. El público asistente está compuesto mayoritariamente por personas que cuando pueden asisten a las localidades altas y de pié del Colón, ya no con la continuidad con lo que lo hacían hasta hace una década atrás, no por disconformidad con los productos ofrecidos por la sala de la calle Libertad, sino por la política de precios internacionales que se inició con la reapertura del Teatro tras su restauración, por lo que la mayoría del público del CCK, encuentra allí lo que no puede ver con continuidad en el Colón. $ 400.- para un Jubilado o un Estudiante para cuatro entradas mensuales al Teatro en localidades de pié a lo que debe sumársele gastos de traslado y ni hablar de acceder a las clásicas dos o tres porciones de Pizza con una gaseosa o un vaso de vino (el fín de fiesta mas tradicional para la gente de recursos medios a bajos), hacían suponer que podía llevarse para esta noche un programa de contenido mas profundo (Como ocurrió el año pasado con una fabulosa versión de “Petrouchka” de Stravinsky). Lo que el público encontró fue un programa ciento por ciento compuesto por música Norteamericana, de las cuáles la obra solista era un trabajo en estreno de un compositor (ya fallecido) poco difundido. La de apertura una marcha de un tradicional compositor pero de cuño absolutamente “ligero”. El comienzo de la segunda parte con tan solo una danza para ballet que integra una obra mucho mas sustanciosa  (y que también está incluida en una selección o “suite” de ese ballet)  la que solo se la suele interpretar de modo individual como “encore” o “bis”. Entonces la única garantía estaba dada por la obra de cierre de la que Enrique Arturo Diemecke ha dado en otras oportunidades sobradas pruebas de excelencia interpretativa. Y claramente el final nos mostró que solo la mitad del programa satisfizo plenamente el gusto del público.

  El Concierto se inició con la “Marcha del Washington Post”, una celebérrima marcha compuesta en 1889 por John Philip Sousa (por ese entonces conductor de la Banda del Cuerpo de “Marines” de Estados Unidos) a pedido de los Titulares del Diario para dar marco a la ceremonia de premiación de un concurso de ensayo literario  organizado por ese medio. Su pegadiza y brillante melodía hizo que rápidamente la obra tomara vuelo propio y que en gran parte del siglo veinte fuera tomada como cortina musical para presentar eventos (fundamentalmente deportivos) no solo en E.E.U.U., sino en el mundo entero. Aquí entre Nosotros, ocupó un segundo lugar en las preferencias para musicalizar todo tipo de noticiarios y transmisiones deportivas (fundamentalmente de futbol). Fue objeto de un versión muy ajustada que resaltó el brillo ya mencionado y un Diemecke muy histriónico luciéndose en el podio, pero es una página muy menor para iniciar una velada.

  A renglón seguido se acometió con el Concierto para Corno Inglés y Orquesta de Cuerdas de Vincent Persichetti, Compositor, Pianista, Director de Orquesta y Pedagogo que viviera entre 1915 y 1987  y guía en el aprendizaje de personalidades de la talla de Philip Glass. De clásica estructura de tres movimientos, su lenguaje y sus formas recuerdan (y mucho) al Concierto para Oboe y Orquesta de Richard Strauss y encontró en Michelle Wong (la interprete del instrumento de la Orquesta) a la solista ideal. Bellísimo sonido, variedad de matices, color. Extrajo a fondo todos los recursos que la partitura tiene. La cuerda de la Filarmónica tuvo su tersura, belleza y calidez que le son reconocidas para que Diemecke logre el empaste  ideal y se floree en la interpretación. Obra de plena tonalidad, prendió fuerte en el público que retribuyó con una sostenida ovación a la Interprete, el Director y el Conjunto.

  En consonancia con lo que todos los conjuntos están haciendo en actuaciones en lugares no habituales, no se efectuó intervalo y se continuó con la programación.

 Y entonces la segunda parte continuó con “Hoe Down”, danza que cierra el ballet “Rodeo” de Aaron Copland. Obra de 1942 que junto a otros tres momentos pinta la esencia de la vida rural en Estados Unidos. En el conjunto funciona notablemente, sola funciona como “bis”, ahora como comienzo de segunda parte…… De todas formas, el ajuste siempre estuvo presente y el resultado fue de alta calidad.

  El final tuvo lugar con una magnífica versión de “Un Americano en París” de George Gershwin, con un Diemecke inspiradísimo, un conjunto absolutamente compenetrado y un rendimiento superlativo. Hubo una sostenida ovación que motivo cuatro retornos de Diemecke al escenario. Sin embargo, no concedió “Bis”. ¿Por qué no repetir “Rodeo” ahora en el lugar que le corresponde?. Parece que hubo apuro por partir y esperemos que para la próxima el repertorio sea mucho mas comprometido.


Donato Decina    

miércoles, 18 de octubre de 2017

 

LOS ULTIMOS QUINCE MINUTOS REDONDEARON UNA INTERESANTE TEMPORADA

Buenos Aires Lírica, Temporada 2017: “Ba-ta-clan”, “Chinada” musical en un acto. Música de Jacques Offenbach, Libreto de Ludovic Halévy. Interpretes: Josué Miranda (Fé-ni-han), Agustín Gomez (Ké-ki-ka-ko), Sergio Carlevaris (Ko-ko-ri-ko), Ximena Farías (Fé-an-nich-ton), Natalia Alberó-Jorgelina Manauta-Sergio Vittadini-Juan Feico (Conspiradores).  Diseño de Escenografía: Matías Otalora. Diseño de Vestuario: Denise Massri-Mercedes Nastri. Diseño de Iluminación: Ricardo Sica. Dirección Musical e Instrumentación: Juan Casasbellas. Puesta en Escena: Ignacio-González Cano.  Teatro Picadero, 16 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: BUENO.

  Y comenzaron los cierres de temporada. Así comenzamos a darnos cuenta que la corriente temporada va transcurriendo a velocidad inusitada. Y el primer cierre le cupo a Buenos Aires Lírica que en el ámbito del Teatro Picadero ya probado sobradamente con espectáculos fuera y ahora dentro de su abono presentó una fuerte apuesta como es el  virtual estreno entre Ntros. (no exsite registro alguno que certifique que haya ocurrido anteriormente) de “Ba-ta-clan” de Jacques Offenbach con libreto de Ludovic Halevy, obra de 1855 con la que formalmente se inauguró la Sala Bouffes Parisiens.

  Son muy interesantes las notas al programa que aporta Claudio Ratier en lo que hace al contexto de la composición de este trabajo. Los antecedentes previos. La labor del compositor en pos de lograr una sala en donde poder presentar no solo sus trabajos sino también los de noveles compositores Franceses.  También la reseña de que una vez logrado ese objetivo, se le impusieron estrictas condiciones laborales. Ellas (someramente) fueron: Pantomimas y Arlequinadas de Cinco Personajes. Escenas Cómicas o Dialogadas con Dos o Tres Personajes. Escamoteo, Fantasmagoría, Sombras Chinescas . Canciones con uno o dos Ejecutante con o sin Trajes.  El 29 de Diciembre de 1855 tuvo lugar el estreno. La obra contiene todas las formulaciones que Offenbach empleó en sus trabajos. El sarcasmo, el humor ácido e irreverente. La satirización de situaciones de época, ridiculizando a políticos, músicos y celebridades por igual . La burla al género operístico de los cuales el “Bel Canto” y Meyerbeer en particular son los destinatarios principales, ya sea por citas musicales o referencias de los diálogos entre los personajes. También la lucha de un “Pueblo Originario” (China) contra el Expansionísmo Colonial (Francia y la Conquista de Indochina, luego Siam y hoy Vietnam). El libreto trata de diferentes cantantes, músicos, vestuaristas y puestistas de ópera que fueron tomados de rehenes por Fé-ni-han emperador del supuesto imperio de Che-i-noor (para no decir abiertamente que es China). De ahí un Director de Orquesta se convertirá en su “Sosía”. Un vestuarista que será convertido en funcionario (Ke-ki-ka-ko), una soprano que es forzada a convertirse en doncella (Fé-an-nich-ton). Un “Regisseur” que conspirará contra el supuesto emperador con el nombre de Ko-ko-ri-ko, junto a cuatro personas que resultan ser cuatro coreutas de una Compañía Lírica y que buscan desatar las ataduras y retornar a Francia. Todos tienen en común el viajar en gira, los barcos en los que realizan la travesía encallan y son capturados y tomados de rehenes. Una música los une y es el “Ba-ta-clan”, onomatopeya que refiere a “rataplán”, marcha, ataque y  escape. Las máscaras irán cayendo una a una, se reconocerán en situaciones y el escape a Francia se logra, aunque en esta versión el “regisseur” se quedará con el trono (¿Guerra entre la Dictadura de los Directores de Orquesta Vs. La Dictadura de los directores de Escena?).

    Dado las condiciones  que se le impusieron a Offenbach (anteriormente especificadas), el Orgánico instrumental que debió emplear  fue muy reducido y esa partitura se extravió, sobreviviendo una posterior para gran orquesta que aún se mantiene. Los registros de representaciones a nivel mundial nos llevan a seis en las últimas décadas, por lo que aumenta aun mas el interés por la oportunidad en la que se presenta.

  Al igual que en “L’Incoronazione di Poppea” con la que Buenos Aires Lírica abrió la temporada, en “Ba-ta-clan” se efectuó una reconstrucción lo mas ajustada posible de la orquestación original, tarea encomendada a juan Casasbellas, Director del  Coro de la Entidad Organizadora y Director Musical del Espectáculo. Se realizó una traducción y adaptación en castellano de los diálogos. Si bien, Ignacio Gonzalez Cano (Director Escénico) mencionó a quién estaba realizando la tarea en ocasión de su visita al Estudio de “De Paraíso para Usted”, la no especificación en el programa de mano de quién ha hecho esta labor hace que me abstenga de mencionar al o la autora de la labor.

   Entonces entrando ya de lleno en la función que presenciamos junto a Mónica Rossi, digamos que la traducción y adaptación de los diálogos de escena se hizo a una época mas avanzada respecto a la del estreno. Pongo como ejemplo que en “La Boheme” de Puccini, Illica y Giacosa (Responsables de Libreto y Versificación) respetan al máximo el original de Murger, y en el tercer acto, Colline, menciona haber escuchado en una cita al mas alto nivel a M. Guizot, gran político Francés de la época, al que también se refiere Domingo Faustino Sarmiento en sus diarios de viaje, cuando presenció un debate en el Parlamento Francés. Hoy  ese tipo de menciones, salvo en la propia Francia, no son viables por otras latitudes, dado el mayoritario desconocimiento de la historia universal por el común de la gente. La traducción es mayoritariamente lineal, hasta el momento del desenredo de la trama, cuando hace su entrada el “Regisseur” devenido en “Ko-ko-ri-ko” el conspirador, el que es identificado como “Marcel Lombarder” y de ahí al final logra atraer al público al que se lo pudo apreciar muy apático hasta ese instante. Otro tanto ocurrió con la orquestación. Si bien los instrumentos base son los empleados en reducciones orquestales, la inclusión de una batería en lugar de varios instrumentos de percusión interpretados por un percusionista hace que en el marco de la obra la misma no encaje. Recuerdo también cuándo en la apertura el pasado año de la trigésima temporada de “Nuova Harmonía” con  la “Capella Istropolitana” acompañando a Angélika Kirschlager, en la parte de Opereta de esa velada sorprendió el despliegue que llevó a cabo el percusionista del grupo que con base en el timbal desplegó en derredor de este los demás instrumentos, prodigándose con absoluta precisión,  y sumado al ajuste y despliegue del resto se tuvo la sensación de asistir a una función de un pequeño teatro Vienés o del interior Austríaco. También resultó llamativa la inclusión citas de obras de composición posterior a “Ba-ta-clan” (Gershwin por Ejemplo). En esta ocasión, la ubicación del grupo al fondo de escenario y el Director de espaldas a la escena y a ios cantantes llevó a que el inicio fuera muy impreciso y que debieran pasar muchos minutos para que las cosas se acomoden y tomen un cauce normal. La puesta tuvo un marco muy despojado, acorde a las reducidas dimensiones del espacio. Algunos elementos oportunamente ubicados para identificar a París, aunque una París posterior al estreno de “Ba-ta-clan” (la Torre “Eiffel”, el “Moulin Rouge”). Un gigantesco trono imperial con aspecto de haber sido realizado en madera y en cuyo extremo superior del respaldo se proyectó el subtitulado, el que falló en el comienzo y luego se lo hizo sobre un fondo amarillento solo perceptible por los que tuvieran la vista en las mejores condiciones (al menos desde mi posición en un lateral y dada la disposición semi-circular, típica de los picaderos que dan nombre a la sala). La inclusión de cañas (¿Bamboo?), las que eran empuñadas por los conspiradores que le daban forma puntiaguda en su extremo superior, como semejando a las que empuñaban los Vietnamitas del Norte en su lucha de los sesenta  frente al ataque Norteamericano.
  Las marcaciones actorales  de Ignacio González Cano fueron correctas, aunque por momentos en los diálogos se abusó del Argentinismo de “gritar” para lograr una situación hilarante, como así también la caracterización de Fé-ni-han  el supuesto emperador, que apareció cuán el recordado Alberto “Negro” Olmedo haciendo “El Dictador de Costa Pobre”.La iluminación fue muy ajustada y adecuada a la escena y el vestuario y las caracterizaciones tuvieron una resolución impecable.

  Pero hay algo insoslayable, sin  esa traslación a Ntra. Argentina en la parte final en lo que a resolución de la obra se refiere, la misma se hace insostenible, se le nota y mucho el paso de los años (y Siglos) y aunque valorable el importantísimo esfuerzo de llevarla a escena y poderla conocer, vale ese hecho (de conocerla), aunque dudo de la conveniencia de una reposición futura.


   Y por último lo musical. Superado el desacople inicial, la labor de juan Casasbellas al frente del conjunto instrumental tuvo corrección  y  terminó teniendo adecuada conexión con los cantantes, los que se movieron en escena, bailaron y actuaron en forma mas que efectiva. Ximena Farías se lució en lo vocal mas que en lo actoral como la soprano devenida en Fé-an-nich-ton la doncella. Tiene gratísimo tímbre y buenas entonación y  técnica. Josué Miranda como Fé-ni-han no alcanzó la total compenetración con el rol, sobreactuando por momentos, aunque tuvo una correcta línea vocal. Agustín Gómez cómo Ke-ki-ka-ko (o el vestuarista) tuvo buena voz con grato timbre y buen juego de comedia con Farías con quién sobrelleva el mayor peso de los dúos. Natalia Alberó, Jorgelina Manauta, Sergio Vittadini y Juan Feico (miembros del Coro de Buenos Aires Lírica) tuvieron lucimiento como los conspiradores, mas allá de la circunstancia señalada de los “gritos” tuvieron mucha chispa para el momento del desenlace en donde no solo la situación de ·”esclavitud en China”, sino que la de sueldos bajos en la ópera, las puestas, los directores y la complicidad con la Orquesta y su Director en ese tramo lograron meter al público en el bolsillo.

  Dejo para lo último a la figura de la función. Sergio Carlevaris. El valor mas experimentado del elenco, que hizo gala de soltura escénica, desparpajo, presencia vocal y extraordinaria línea de canto para trazar a Ko-ko-ri-ko, el jefe de la conspiración y “Regisseur. Por el los últimos quince minutos del espectáculo cobran vida y le dan un vuelco fundamental. Y es por eso que esos minutos cobran valor y hacen que el balance de esta temporada de Buenos Aires Lírica cierre de manera mas que satisfactoria y nos hagan aguardar con expectativa la temporada futura.


Donato Decina

martes, 10 de octubre de 2017

NUÑEZ: PLASTICIDAD, BELLEZA, INTELIGENCIA

Teatro Colón, Temporada 2017: Danza: Ballet “La Bella Durmiente del Bosque”, Música: Piotr Illich Tchaickovsky, Coreografía de Mario Galizzi, basada en el original de Marius Petipa y repuesta por Sabrina Streiff. Principales intérpretes:  Marianella Nuñez (Primera Bailarina Invitada del Royal Ballet de Londres) (Princesa Aurora), Federico Fernández (Príncipe Desiree), Ludmila Galaverna (Hada Lila), Nadia Muzyca (Carabosse, Hada Maléfica), Emanuel Abruzzo (Oro), Catalina Jasienowicz (Rubí), Emilia Peredo Aguirre (Diamante), Williams Malpezzi (Pulgarcito), Edgardo Trabalón (Pájaro Azul), Georgina Giovanonni (Princesa Florisse) y resto de roles cubiertos por integrantes del cuerpo de baile. Ballet Estable del Teatro Colón, Directora: Paloma Herrera. Escenografía de Nicola Benois en reposición de Cristian Prego, Vestuario: Anibal Lápiz, Iluminación: Ruben Conde. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Emmanuel Sieffert. Función del 06 de octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE


  ¡Por fin!. Al fin una función del Ballet Estable del Colón con todas las de la ley. Como en las grandes noches, cuando los nombres de Bocca, Guerra, Herrera, Cassano, Rosetti, Bazilis, Candal, Neglia, Fontenla, Belfiore, Ferri (Olga por supuesto), y tantos otros mas brillaban con nombre propio en el escenario y hacían las delicias del público. Otra vez mas el Ballet Estable, reponiendo la coreografía de Mario Galizzi basada en Marius Petipa estrenada en 1990 de “La Bella Durmiente del Bosque” con la colosal música de Tchaickovsky. Noche aquella en la que tuve la inmensa suerte de asistir y en la que tres “Etoiles” de excepción bailaron el protagónico un acto cada una: Ludmila Semeniaka, Silvia Bazilis y Eva Evdokimova, para que al salir las tres al saludo final el público prorrumpiera un un solo grito: “¡Bazilis!”, reconociendo en Ntra. Bailarina la memorable faena que entregó en el escenario. Esta función tuvo muchísimo de aquello. La recuperada y legendaria escenografía de Nicola Benois gracias a la labor de Christian Prego. Un soberbio vestuario de Anibal Lápiz acorde a la importancia del evento. La magnífica y siempre ajustada iluminación de Ruben Conde que en todo momento resaltó la escena.  Un recuperadísimo Ballet Estable que empieza a lucir los primeros frutos del trabajo al que Paloma Herrera se abocó desde comienzos del corriente año, con muy buen deambular en el escenario, ajustados movimientos y ajustada técnica. Una imponente concertación de Emmanuel Siefert, sincronizada con el escenario y con un vuelo y profundidad interpretativos de excelencia. De los tramos mas importantes del Ballet, por el destaque que las coreografías brindan, debo destacar a Emanuel Abruzzo como Oro, con excelentes desplazamientos y giros, Catalina Jasienowicz con una muy buena composición de Rubí, Emilia Peredo Aguirre luciéndose como  Diamante. Cuando estos tres interpretes tuvieron sus momentos de conjunto, lo hicieron con total compenetración y cumplimentación y en sus solos lucieron con depuradísima técnica. Admirable composición de Pulgarcito brindó Wiliams Malpezzi con simpatía, desparpajo, plasticidad y altísimo refinamiento, ganándose una merecidísima ovación. Edgardo Trabalón se lució ampliamente como “El Pájaro Azul”, con exquisita técnica en todas sus variaciones y formando una excelente dupla junto Georgina Giovannoni como la Princesa Florisse, la quien también se lució en sus variaciones.

  Vayamos ahora a los Roles principales: Ludmila Galaverna compuso una admirable Hada Lila, muy buenos desplazamientos, excelente actriz, en todo momento lució magnífica figura y depuradísima técnica. Nadia Muzyca compuso una extraordinaria Carabosse, maléfica, dantesca, de muy buena técnica y soberbia presencia escénica. Federico Fernández fue no solo el Príncipe Desiree, sino que fue “El Partenaire”, siempre conectado con la protagonista, ha registrado además un notable crecimiento profesional, depurando su técnica, desplazándose con total comodidad en escena y transmitiendo todo el sentimiento de atracción hacia Aurora, cristalizándolo en una magnífica actuación en la escena del beso que rompe el hechízo.

  Y para el final la estrella. Marianella Nuñez descolló en escena. Simpatía, refinamiento, técnica, desplazamientos formidables, actuación soberbia, haciendo creíble su criatura en todo momento. Fue una Aurora de antología y le arrancó al público ovaciones como hace rato no se escuchaban en funciones con un ballet integral. Fue el centro absoluto y lo justificó con creces.

  Ojalá esta opinión que hoy vierto se siga repitiendo a futuro. Necesitamos al Ballet Estable recuperado a pleno. Y necesitamos la vuelta de títulos maravillosos. “Don Quijote” y “Coppelia” deben volver a escena cuanto antes. 


Donato Decina
OTRO  ESCENARIO, LA MISMA CALIDAD

“El Bello Excéntrico”, Espectáculo homenaje a Erik Satie con música del mismo compositor, Debussy, Dukas y Roussel.Virginia Correa Dupuy-Victor Torres (canto), Fernanda Morello (Piano), Valeria Kleinbort (Manipulación de Objetos). PuESTA EN Escena: Eva Halac. CCK- Cúpula, 30 de Setiembre de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

  Luego del inolvidable paso por el escenario del Colón el año anterior, volvió a presentarse este espectáculo concebido en homenaje al sesquicentenario del nacimiento del gran creador Francés, ahora en la Cúpula del CCK. La estructura es idéntica, la ambientación también, solo que este acogedor espacio le hace ganar en intimidad a la propuesta y por el tipo de repertorio en base a canciones, valses y piano solo, el resultado final es de un producto inolvidable. Un solo detalle conspiró  en algo y fue el hecho que las proyecciones de fondo que bien sirvieron al escenario del Colón, no lo fueron tanto aquí en la cúpula. Si al “Gato Negro” (Cabaret Parisino del que Satie fue pianista acompañante), pero no a tanto “Colón” de fondo, mas cuando esta cúpula porteña trae a la memoria otra cúpula famosa de esta misma ciudad y es la que entre finales de los cuarenta y hasta inicios de los ochenta del pasado siglo regenteó “Tatave”, el mítico interprete Francés junto a su inseparable acordeón y a sus “Chansonnieres” de los que se destacó por entonces un muy joven Maurice Jouvet y quien sabe si no se entonó alguno de los valses de Satie por ahí.

  Virginia Correa Dupuy puso sabiduría y oficio y volvió a moverse como pez en el agua con una actuación sobresaliente en cada intervención. Víctor Torres superó con creces a su actuación en el Colón, la cumplimentación de ambos interpretes fue sobresaliente y Fernanda Morello descolló en sus intervenciones pianísticas. Sus versiones de “Gnossiennes” y la “Gymnopedie Nº 1” con semejante ambito de fondo fueron de antología.

  ¿Podrá repertirse?. En un lugar tan apropiado, yo creo que sí.


Donato Decina
UNICA E INCOMPARABLE

“Canciones para un Corazón Quebrado”, espectáculo en base a canciones de Weil, Glass  y otros protagonizado por Ute Lemper junto a un sexteto de músicos. CCK-Sala Sinfónica, 01 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  No es nuevo el romance que Ute Lemper mantiene con el público Argentino. De hecho Ella misma se encargó de recalcar en un tramo del espectáculo que desde su primera visita en 1995 continuó regresando a la Argentina (y a Buenos Aires en particular). Diferentes temáticas abordó en cada visita. Canciones de Cabaret (o también Kabaret según la procedencia), tangos de Piazzolla/Ferrer en castellano y, como no olvidarla, su extraordinaria versión de “Los Siete Pecados Capitales” de Brecht/Weil que en una versión adaptada para Ella se hiciera para el ciclo de la Filarmónica en 2007 en el Gran Rex (Colón cerrado por entonces) con la dirección de  Jan Latham Köenig. Luego de su arrollador éxito en la Sala Sinfónica del CCK del año pasado, regresó ahora con su nueva propuesta, “Canciones para un Corazón Quebrado” junto a un extraordinario sexteto de músicos de diferentes nacionalidades (Piano, Guitarra, Contrabajo, Violín, Bandoneón y Batería) de los que ensalzar a alguno sería ser injusto con los otros. La sumatoria de todos estos instrumentos es perfecta, logrando un efecto incomparable y un equilibrio sonoro absoluto. Todo pasa a un segundo plano cuando con la sala casi en absoluta penumbra Ella ingresa a escena casi como pidiendo perdón por si su taconear molesta la audición. Pero cuando llega el momento de abrir la boca y comenzar a cantar, se transformará en un huracán arrollador, ejerciendo un magnetismo incomparable con el público. Se interrelacionará con la concurrencia, al punto de sentarse sobre las rodillas de un desprevenido espectador al que le preguntará si su esposa está allí, recibiendo la maravillosa respuesta de que en realidad se encontraba su pareja masculina motivando la efusiva sonrisa de la interprete y la ovación del público al espectador por su sinceridad. Y el repertorio trajo mucho a mi memoria (Aunque en un estilo contrapuesto al de Lemper) a aquel segmento que un veterano Frank Sinatra desarrollaba en sus recitales llamado “Canciones para Perdedores”, donde había chicas que dejaban, soledad, historias no correspondidas, y así, vaso de Whiskey (Bourbon por supuesto) en una mano y cigarrillo en la otra junto al micrófono, luz baja, desarrollaba ese segmento del que “Angel Eyes” (“Ojos Angelicales”) era el plato principal. Aquí, los tiempos cambian. No hay Whiskey ni mucho menos cigarrillo pero el repertorio enfocado va en la misma dirección, canciones de “Estaño”, las mismas historias, la voz actual de Lemper, áspera pero llena de matices, capaz de improvisar semejando una trompeta ante la ausencia de ese instrumento en el conjunto, cediendo tramos de los temas para que también los músicos lleven a cabo sus improvisaciones y que una hora y veinte minutos transcurran en un abrir y cerrar de ojos para que a pesar de todo ello el público pida mas y Ella se despache con una versión de antología de “Lili Marlene” que nos hará recordar a la otra, la Dietrich, de la que Lemper acaso sea una extraordinaria continuadora.


Donato Decina
CATEGORIA APABULLANTE

Nuova Harmonía” 2017: Presentación de la Zurich Chamber Orchestra, Concertino y Director: Willi Zimmermann. Solistas: Swiss Piano Trío. Obras de Beethoven. Müller y Mozart. Teatro Coliseo, 03 de Octubre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  En un año en el que las dos entidades organizadoras de conciertos se han prodigado intensamente en el repertorio camarístico, una vez mas asistimos a la presentación de una agrupación de rotunda calidad. “Nuova Harmonía” logró para sí el concurso de la “Zurich Chamber Orchestra”, la que tiene un interesante historial afianzado por el trabajo que junto a Ella desarrollara Sir Roger Norrington el extraordinario y veteranísimo Director de Orquesta Ingles y hasta casi el presente continuado por el consagrado Daniel Hope. Desde el año pasado, la Orquesta depositó la confianza en su Concertino Willi Zimmermann la Dirección Musical del Conjunto sumando los dos roles. Lo hace utilizando desde su primer atril una silla de Contrabajista desde la que dada su mayor altura logra desde allí dominar con su visión el accionar de la agrupación. A la luz de lo escuchado, se llega a la conclusión de que el repertorio que en esta ocasión desarrollaron es abordado por instrumentos actuales, pero con “tempi” a la usanza de época, por lo que entonces no resultaron para nada descabelladas las obras elegidas.

  La apertura del concierto fue con una enérgica y vibrante versión de la Obertura “Coriolano” del Op. 62 de Beethoven, expuesta con  un sostenido discurso musical, sentido de la dinámica y ajuste exquisito. El empaste del conjunto fue de por sí notable, haciendo que la versión no pasara para nada desapercibida.

  Se continuó luego con “Canto”, obra solo para cuerdas del Suizo Fabián Müller. Plena de tonalidad, vital y de complejo entramado para la cuerda logró una cálida recepción por parte del público que premió de esta manera la labor del conjunto.

  La primera parte concluyó con una memorable versión de la Sinfonía Nº 38 en Re mayor, Kv. 504 “Praga” de Mozart, expuesta de punta a punta de manera  vital, plena de vivacidad y “Canto” orquestal, con parejo lucimiento de todos los sectores del conjunto. La cuerda posee una tersura de excepción, los vientos tienen estupenda sonoridad, el bronce desarrolla un fino y cuidado trabajo y el timbal jamás se excede.

  Para la segunda parte se interpretó el “Triple Concierto” para Violín, Violonchelo, Piano y Orquesta  en Do mayor, del Op. 56 de Beethoven,  obra muy cercana a “Coriolano”. Solistas de la obra fueron los  integrantes del “Swiss Piano Trío”: Angela Golubeva en Violín, Sahsa Neustroev en Violonchelo y Martin Lucas Staub en Piano, compartiendo este último con el Concertino Zimmermann la Dirección Musical de la obra, la que fue expuesta en magnífica forma, con acertadísimos “Tempi”,estupendo sonido tanto en la Violinista Golubeva (Poseedora de formidable técnica) como del Violonchelista  Neustroev (muy profundo y dueño de técnica impecable). En cuanto al Pianista Staub, brindó sostén a sus dos compañeros actuando como “balanceo” en la interpretación, tiene correcta digitación y buen sonido, además de cualidades mayores en su función de Director.

  Pensé que luego de semejante programa no correspondían bises y de hecho gran parte del público lo entendió de igual manera. Sin embargo, el Pianista Staub anunció que luego del “Triple Concierto”, estrenarían aquí un “Triple Schottis”, una humorada musical, que luego de ser escuchada nos dejó un dulce sabor del Folcklore Suízo, con mugidos vociferados por los instrumentistas y hasta un cencerro para la vaca matrona empleado por el pianista, que cerró sanamente la noche.


Donato Decina

viernes, 6 de octubre de 2017

UNA POLACA BIEN TOCADA VALE MAS QUE MIL PALABRAS

Teatro Colón, Función Extraordinaria en el Teatro Coliseo. Concierto Sinfónico a cargo de la Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Oleg Pishenin (Violín). Programa: Obras de Glazunov y Tchaickovsky. 28 de Setiembre de 2017.

NUESTRA OPINION: BUENO.

En otra de las actividades que el Colón programó para sus Cuerpos Estables, se llevó a cabo  en el Coliseo este Concierto Sinfónico ahora con la Estable en el escenario  y nuevamente Diemecke en el podio. Programa Ruso con el Concierto para Violín y Orquesta en La menor, Op. 82 de Glazunov con Oleg Pishenin (Uno de los Concertinos Titulares de la agrupación) como solista y la Sinfonía Nº 3 en Re menor Op. 29, “Polaca” de Tchaickovsky como obra de fondo.  A priori apareció en los papeles como un interesantísimo programa.  En el desarrollo, no todo estuvo en su lugar.

  Y el no todo le cupo plenamente al Concierto de Glazunov. Es evidente que esto se ha programado muy a último momento. Solo así se entiende como la obra tuvo un inicio tan flojo, con un sonido muy destemplado y desafinaciones muy notorias. Diemecke y la Orquesta acompañaron de la forma mas precisa posible, pero mas allá de que los interpretes se asentaron en algo, la versión alcanzó solo algún grado de discreción.  Una verdadera pena no poder apreciar en plenitud un trabajo de intrincada escritura y de pasajes de dificultad a ser resueltos por el solista, sumado a una orquestación espectacular y el característico brillo “Glazunov” para el cierre de la obra. Solo un poco de todo eso es lo que se pudo apreciar y no fue suficiente. Pishenin brindó un “Encore” acometido “al toque”, evitando que se extinguiera el aplauso de la concurrencia. Fue el célebre Tema con Variaciones de Paganini que diera lugar a las innumerables variaciones que otros compositores hicieron a partir de Ellas. Aquí hubo un mejor nivel y por lo menos se llegó a una culminación decorosa.
 
  En cuanto a la “Polaca”, discrepo con el Director en cuanto a dos cortes muy precisos que  el realiza para su interpretación. Uno en el primer movimiento con una serie de variaciones del segundo  tema, lo que se hizo en forma un tanto desprolija ya que se notó demasiado el enlace entre el corte y el comienzo de la coda final de este tiempo. El otro en el quinto y último movimiento, también en una serie de variaciones aunque algo mas acotado en cuanto a la duración respecto al primero. Lo mismo ocurrió en la versión que realizara con la Filarmónica hace dos años en el marco de la integral de sinfonías. Lo que cambió es que con la Estable consiguió el rendimiento que no tuvo en la ocasión de la integral y los cortes se hicieron mas que notorios. Y este rendimiento superlativo se produce con un orgánico (Con Pishenin ya en su puesto habitual de “Concertino” [en el Concierto la guía estuvo a cargo de Natalia Shishmonina, suplente de Concertino y Esposa del solista, no se supo el porqué de la ausencia de Freddy Varela Montero, el otro Concertino titular])  que se “prodigó” en todos los sentidos, alcanzando momentos de un muy buen colorido musical, ajuste, empaste y notable precisión.

  Por lo que pude apreciar, en ámbos casos las dos Orquestas del  Colón armaron los programas muy sobre la fecha, Filarmónica sin alcanzar su verdadero nivel tuvo una aceptable prestación, mientras que la Estable demostró en todos sus conciertos sinfónicos del año estar pidiendo “pista”para una serie de seis a  siete conciertos anuales. Su nivel está mas que garantizado.


Donato Decina
UN INTERESANTE PANORAMA

Orquesta Sinfónica Nacional, Director: Mariano Chiacchiarini. Programa obras de Garabito, Wilenski, Espel y Matalón.  CCK-Sala Sinfónica, 29 de Setiembre de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  Por fin un concierto “Contemporáneo en Serio” y de Compositores Argentinos. Y aunque muchas veces no cumple con su cometido (programación de Obras nacionales sean estrenos o no), solo la Sinfónica Nacional  asume el desafío (Afortunadamente la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” está auxiliando en esto a partir de la designación de Luís Gorelik como titular). Una programación que recordó y mucho a las que la Filarmónica llevaba a cabo en una de sus fechas de abono (hace mucho tiempo que no lo hace) y un panorama que incluyó un estreno de obra ganadora de concurso (¡Bravo!). Otro estreno de un compositor de dilatadísima trayectoria. La presentación (también en estreno) de un trabajo de un compositor proveniente de la música folcklórica y la primera audición Sudamericana de otro creador nacional radicado desde hace muchos años en Francia. Conducción de la velada confiada a  Mariano Chiacchiarini, acaso como compensación de los conciertos que se le habían pautado dentro de la fallida gira por China y Corea. Bien por la decisión. Concurrencia que ocupó mas del 60 % de la sala Sinfónica del CCK y que permaneció mayoritariamente en Ella todo el Concierto. Enhorabuena.
  Antes del comienzo, micrófono en mano, Chiacchiarini explicó de manera muy amena y didáctica cada una de las obras a escucharse en virtud de no contar el programa de mano con las notas explicativas. Debe tomarse nota de esto y la gente de la Sinfónica debe encontrarle lo mas pronto posible una solución a este déficit.
  El inicio le cupo a la Obra ganadora del Concurso Público Nacional que la Sinfónica realizó el año pasado, “Distantes” de José Luis Garabito.  Obra de interesante escritura trabajada a partir de una sonoridad que va variando de modo paulatino. La versión fue muy prolija y ajustada y el orgánico orquestal brindo una respuesta mas que interesante.

  Hablar de Osias Wilensky es nombrar a un compositor polifacético y de amplísima trayectoria. Radicado desde hace bastante tiempo en Madrid, fue Director de Cámaras en Canal 13 (la etapa años 60 y comienzos de los 70 de “Buenas Tardes Mucho Gusto” y las Clases de “Doña Petrona”), también fue el primer director de Cámaras del Colón, en donde formó a Rodolfo Hoppe (también proveniente de Canal 13 y padre del productor de Marcelo Tinelli), quien lo continuó en la función. Director Teatral y, por supuesto, compositor. De El se presentó “Libera Me”, el que si bien podría formar parte de un oficio para difuntos (de acuerdo a su nombre), es mas una liberación del estilo y la forma de componer. Se vio el orgánico mas amplio de la noche, el que acometió una forma claramente tonal que sobrevoló varios estilos de composición. Densa, de mucho poder sonoro y amplio discurso orquestal el que impactó de lleno en el auditorio que la recibió de manera efusiva.

  Ya en la segunda parte se pudo apreciar un interesantísimo trabajo de Guillo Espel “Una Confiable Irreverencia”, lo que para el autor es incursionar en el mundo clásico proveniéndo de creaciones “Populares”. Aquí también hubo una interesante búsqueda sonora, tal vez un ensayo, muy bien resuelto, que nunca decae y que mantiene la tensión en todo momento. Bienvenido y que sobrevengan mas composiciones.

El cierre se produjo con el Estreno Sudamericano de “Lignes de Fuite” de Martín Matalón, acaso uno de los creadores mas difundidos del presente. Sin duda se trató del trabajo mas elaborado, mas contundente y el mas actual en cuanto a lenguaje de los cuatro presentados. También aquí, a partir de una sonoridad, comienza la búsqueda de la obra definitiva. Un trabajo orquestal formidable y un Chiacchiarini que se sintió pleno y a gusto, brindándonos, al menos en mi caso, su mejor trabajo de Dirección entre Nosostros.

  Deben repetirse estas noches. Debe mantenerse este canal de expresión.



Donato Decina